jueves, 29 de enero de 2015

AÑORANZAS ( A MACHADO )



Pasea tu recuerdo entre olivares
embriagado por una suave brisa,
perdido en la lejanía de otros lares
en una patria llena de dolor y ceniza.

Los álamos son testigos de tu amor
alumbrados por estrellas doradas
dejando presentes huellas de dolor,
campos donde lloraste a tu amada.

Descansan tus sueños eternamente
en un pueblo que albergó tu muerte
donde la esperanza quedó olvidada.

Se escapan algunas lágrimas silentes
por unos versos dormidos en tu regazo
donde huele a tierra e incienso rancio.



lunes, 12 de enero de 2015

MADRUGADAS

Al asomarse la madrugada , como tantas otras noches,  a la luz de los candelabros, lunas oscuras acarician mis mejillas, esas en las que el reloj  ya no cuenta con sus manecillas, en las que los témpanos  de hielo se derriten a mi alrededor, esas  en las que el sonido de la música desaparece mientras el corazón se para por momentos y nuevas sonrisas se asoman para encontrarse con voz callada, esas madrugadas las guardo en el corazón.


miércoles, 7 de enero de 2015

¿UN SECUESTRO?



     En la comisaría de policía no se hablaba de otra cosa, un caso muy extraño - y poco usual, para un pueblo tranquilo- al que se enfrentaba el comisario: había desaparecido un asesor laboral del Centro Cultural de la Mujer, Jorge, y todos los indicios apuntaban a que había sido secuestrado.


     Unas horas antes Jorge se encontró con Philip en los pasillos del enorme edificio, que albergaba varias dependencias culturales, donde trabajaban. Se saludaron como todos los días y Jorge se dirigió a su oficina para atender a las usuarias que tenia que recibir, pero antes pasó por la biblioteca para dejar el libro que había recogió días antes. Allí saludó efusivamente a un alumno de uno de sus cursos, que andaba por allí, Mélvin Antonio, que así se llamaba el adolescente, le preguntó que para cuando el próximo curso y quedaron en mandarse un correo para estar al tanto. Mientras tanto, Philip bajó a la cafetería del Centro, había quedado con Pablo, un pescador que conocía de saludarlo todos los días en sus caminatas por el puerto, y al que había pedido una red prestada, para pintar un bodegón de tema marinero en sus clases de pintura. Allí estaba sentado, pelo negro, piel curtida, con una gran mochila a sus pies.


     Sobre las once y treinta, Pedro y Laura se dirigían hacia la oficina de información y se encontraron con Jorge, que entregaba al conserje la llave de una sala, después de una de sus reuniones. Pedro y Laura habían ido a preguntar por las nuevas clases de saxofón que se iban a impartir en el centro. Les informó de que las daría un conocido suyo , Albert , que estaría en la sala de música en la segunda planta, a donde los acompañó el conserje, tan servicial como siempre.
     A partir de esa hora ya nadie volvió a ver a Jorge. Extrañados de que dejara el trabajo sin avisar, imaginaron que algo grave le había tenido que pasar.


     El comisario, después de hablar con todas y cada una de las personas que habían hablado ese día con Jorge, se dirigió hacia las clases de pintura para hablar con Philip , con el que todavía no había entablado conversación, para preguntarle a qué hora vio por última vez a Jorge. En la clase todo estaba patas arriba. Philip dijo al comisario que la red que le habían prestado para su bodegón había desaparecido sobre las once, cuando bajó al bar a desayunar, en donde encontró al desaparecido desayunando con su amigo Albert, y que después de esa hora no lo volvió a ver.
     El comisario Pérez buscó por todo el centro a Albert, al que encontró dando sus clases de música. Contó lo mismo que Philip, que no veía a Jorge desde el desayuno. Un tanto nervioso, le comentó que estuvieron hablando de que llevaba días recibiendo llamadas de teléfono anónimas, y que estaba preocupado.
     Pérez, sin embargo, no había localizado todavía a Melvin Antonio. La recepcionista de la biblioteca le dijo que después de saludar a Jorge el muchacho estuvo hablando con unos amigos, que salieron todos riéndose de allí, lo que le pareció extraño, ya que parecía que apreciaba bastante a Jorge.
     Una vez en su despacho, Pérez ordenó a un subordinado que investigara las llamadas recibidas por el asesor durante el mes anterior. Una hora después ya tenía en su poder todas las llamadas entre las cuales se reflejaban las de un móvil que estaba a nombre de Melvin Antonio, que fue llamado a comisaría inmediatamente para ser interrogado.
     Una vez en la comisaría, el chico le preguntó al comisario por qué tanto alboroto por una broma. Pérez, asombrado, no sabí a que se refería, y Melvin Antonio empezó a relatar los hechos de la mañana, una vez que saludó a Jorge en la biblioteca él y unos amigos suyos quisieron gastarle una broma y estuvieron esperando a que Jorge terminara de desayunar para hablar con él , pero antes se habían dirigido a las clases de pintura, habían entrado con un gancho y se habían llevado una red usada que había allí. Mientras Jorge se había dirigido a la oficina para dejar unas llaves, y acto seguido al servicio. Entonces vieron cómo gastarle la broma: lo encerraron, rompiendo el pestillo. No sabía porque tanto alboroto.
     El comisario, enfadado, le dijo que había sido dado por desaparecido hacía ya unas seis horas. Extrañado se dirigió con el chaval hacia el Centro para ver si era cierto lo que le había dicho. Pregunto al conserje si no se había dado cuenta de que los servicios estaban cerrados, y si nadie había oído nada, a lo cual el conserje contestó que no oyó nada, pero que al encontrarse la puerta con la cerradura rota llamó a mantenimiento, donde le dijeron que lo arreglarían al día siguiente, y que pusieron en la puerta “Fuera de servicio”. El comisario le pidió que lo acompañara , golpearon la puerta, llamando a Jorge. Se oyó una voz ronca decir
-¡ por fin...!

     Una vez encerrado en el servicio, Jorge intentó salir, y al no poder, forcejeando con la puerta, fue a llamar por teléfono pero este se le cayó al suelo rompiéndose en mil pedazos. Con los nervios, y las voces que dio, se quedó un poco ronco. Esperó pacientemente a que alguien lo echara de menos.
Había pasado unas horribles horas esperando a que alguien lo sacara de allí.


              
     A Melvin Antonio le mandaron como castigo ayudar en obras sociales durante cuatro meses para que aprendiera las consecuencias que podía acarrear una broma.



lunes, 5 de enero de 2015

DÍA DE LLUVIA


Y es que cuando uno sacude el cajón de los recuerdos, son los recuerdos los que terminan sacudiéndolo a uno... Andrés Casturçera-Micher

Y los recuerdos vinieron a sacudir mi melancolía un día de lluvia, donde la luna se dibujó bajo mis pies descalzos con un suave olor a asfalto mojado, abrazandolos en un rincón del alma,  donde el amor ya no es besado, la piel no recuerda las caricias de nuestras manos...y el murmullo de tus palabras es ya un eco olvidado.
A donde va el amor cuando ya no es amado...