Al asomarse la madrugada , como tantas otras noches, a la
luz de los candelabros, lunas oscuras acarician mis mejillas,
esas en las que el reloj ya no cuenta con sus manecillas, en
las que los témpanos de hielo se derriten a mi alrededor, esas
en las que el sonido de la música desaparece mientras el
corazón se para por momentos y nuevas sonrisas se asoman para
encontrarse con voz callada, esas madrugadas las guardo en el
corazón.
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